Uno de los elementos esenciales junto al aire, la tierra y la energía es el agua, que cumple múltiples funciones vitales para el desarrollo de las plantas, transportando minerales en forma de savia, elaborada mediante la fotosíntesis: las hojas absorben el sol, desdoblan moléculas uniendo las de carbono atmosférico e hidrógeno, produciendo hidratos, nuestra mayor energía alimenticia.
En tierras áridas crecen lentamente, son fibrosas, duras y sus hojas pequeñas y puntiagudas, para evitar la llamada evapotranspiración. En cambio, donde llueve o se riega frecuentemente, las plantas crecen exuberantes y sus hojas son anchas, planas y jugosas. El exceso de agua y riego producen plantas y frutos con mayor proporción de agua y menor concentración de nutrientes, por lo que es importante aprender a encontrar el equilibrio en el riego y la hidratación de las plantas cultivadas.
Lo importante es conseguir una regularidad de riego, sin encharcamientos de agua ni estrés hídrico. Para ello, aparte de un buen sistema de riego por goteo o exudación y un programador automático, podemos ayudarnos de un higrómetro, que mide la humedad de la tierra, ya que puede parecer bien regado en la superficie y, en el fondo, estar seco o, al revés, parecer la tierra seca y abajo estar empapada de agua, provocando asfixia en las raíces.
Naturalmente
También podemos ayudar al agua con un producto natural y respetuoso con el medio ambiente, empleado en el tratamiento biológico para el control y mantenimiento de aguas y balsas. Acuae Bac es inocuo, no usa agentes químicos, apto para el cultivo ecológico, combate las algas, previene obturaciones y mantiene la estética. Este producto se puede aplicar en cualquier estación del año.
